
¿Es posible una Tercera Guerra Mundial?
<< Debemos tener en cuenta que la economía de EEUU depende esencialmente del gasto militar, pues este es el rubro más alto en su presupuesto y cada vez se amplía mucho más,...>>
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Estaba cantado que la salida de EEUU de Afganistán necesariamente tendría una explicación y efectivamente ahora se entiende. El tratado AUKUS, que traslada el foco de la guerra hacia el Asia Pacífico, es ahora el nuevo interés para las grandes compañías que producen armamento en el mundo: las norteamericanas Boeing, General Dynamics, Lockeheed Martin, Raytheon, Northrop Grumman. En el gobierno del presidente Biden se declaró que la guerra de Afganistán le costaba al país la cantidad de 300 millones de dólares diarios, y que esa era una de las razones para dejar dicho terreno. Sin embargo, no hay puntada sin hilo, como dice el refrán, y era obvio que los billones de dólares que se gastan en la industria bélica no podían quedarse en el aire. Detrás venía algo mayor, un aumento más significativo y una ganancia más grande para las fabricantes de la muerte. Debemos tener en cuenta que la economía de EEUU depende esencialmente del gasto militar, pues este es el rubro más alto en su presupuesto y cada vez se amplía mucho más, mientras que el resto se reduce. Norteamérica es una nación que depende totalmente de todo lo que significa la guerra y esta moviliza a la mayor cantidad de sus trabajadores en todo el planeta. Desde una simple servilleta hasta un satélite, todo lo que se produce finalmente se destina para el ejército. La guerra es lo que mueve la economía más que cualquier otro tipo de ocupación. Durante la Primera Guerra Mundial en EEUU surgieron miles de millonarios ninguno de los cuales jamás peleó en ninguna parte ni sufrió un solo rasguño ni murió. Lo mismo ocurrió durante la Segunda. Cada vez que EEUU se embarca en un conflicto, real o no, esto significa que miles de millones de dólares, provenientes de las arcas del país, ingresarán a los bolsillos de unos pocos. Pero no solo eso: también sus fuerzas armadas son altamente contaminantes. El Departamento de Defensa es actualmente el más grande consumidor de petróleo del mundo siendo por ello uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. Esto sin contar con la contaminación que producen cada una de las miles de bombas con uranio empobrecido arrojadas desde hace décadas en todo el Medio Oriente, a lo que se suma las consecuencias de las muchas pruebas atómicas efectuadas públicamente y en secreto. Es decir, la guerra no solo es el más importante negocio del mundo sino que además es lo que más le hace daño al planeta, aún sin que esta se produzca. Dicho esto, resulta realmente preocupante que la Tercera Guerra Mundial se encuentre ya en marcha. Porque las guerras de cierta magnitud no se producen de un día para otro puesto que requieren de una larga preparación material y táctica. Mientras más considerable y compleja sea necesita de un tiempo mayor para su ejecución. EEUU ya decidió que su “enemigo” es ahora China, olvidándose por completo del antiguo “terrorismo”. Y es que este país tiene la costumbre de inventarse enemigos cada vez que lo necesita. Primero fueron los nativos americanos, los “indios”, para luego enfrentarse a los ingleses, mejicanos, españoles, europeos, asiáticos, rusos, árabes y una larga lista de facinerosos, cada uno de los cuales es retratado caricaturescamente como “malvados” en sus incontables películas hechas por Hollywood. Pero si observamos a China es difícil encontrar una situación en la que haya mostrado alguna hostilidad hacia EEUU. Salvo ciertos comentarios de Mao Tse Tung (Ze Dong) en sus escritos, no se tiene conocimiento que el gigante asiático hubiera intentado agredir o siquiera ofender a los EEUU. Es más: con la globalización se convirtió en la gran fábrica de las empresas estadounidenses y aún lo sigue siendo. Resulta entonces un absurdo pensar que exista en la mente o en los sentimientos de los chinos algún tipo de “odio” o animadversión hacia los norteamericanos. El único “delito” por el cual EEUU considera a China como su “enemigo” es simplemente porque “ha crecido demasiado” y es ya ahora la segunda potencia económica y pronto puede ser la primera (puesto que ha alcanzado a Rusia y EEUU en materia espacial y científica). De modo que el ver a China como “el enemigo” no es algo que provenga de la propia China sino de la necesidad de EEUU de tener uno a quien hacerle la guerra para satisfacer dos fines principales: mantener el dominio en el mundo y alimentar a sus empresas fabricantes de armas. De eso se trata todo. Los discursos sobre democracia, libertad, "Derechos Humanos", y todo eso con lo cual justifica siempre sus invasiones y genocidios solo son las excusas que difunden los medios de comunicación, expertos en la manipulación de masas a quienes les presentan el Apocalipsis cada vez que a los norteamericanos les urge crear algún conflicto o intervención. Los especiales sobre Nostradamus y sus profecías se repiten una y otra vez pero cambiando de Anticristo según la ocasión: Hitler, el Ayatola, Sadam y ahora China. Lo cierto es que la Tercera Guerra Mundial se va a producir sí o sí, y solo es cuestión que las condiciones para iniciarla estén dadas a favor de que EEUU pueda ganarla. Mientras eso no esté listo los pactos, alianzas y colocación de bases en todo el Pacífico seguirán avanzando hasta que llegue el día en que los expertos decidan que “todo es óptimo para destruir China” y para ello se invente algún Pearl Harbor, un El Álamo, un acorazado Maine, una Bahía de Tonkín o un 11 de Septiembre que haga que la población estadounidense se lance con pasión y furia para “vengar la afrenta” hecha por dicho enemigo maligno, cruel y despiadado. En eso tanto el cine como los grandes medios de comunicación serán fundamentales para “ir creando el ambiente” donde todo lo que sea chino sea visto como “lo maligno y perverso”, al punto que “no quede otra alternativa que darles su merecido”. El problema es que no es seguro que EEUU la vaya a ganar (pues también estará Rusia de por medio) como tampoco que sus efectos sean “controlables” pues nadie sabe todavía qué puede ocurrir cuando las bombas nucleares empiecen a caer a diestra y siniestra por todo el planeta.